Y el joven arquero aceptó la apuesta del tipo que lo desafió. El arquero tomó su arco, apuntó hacia el cielo, tensó con gran fuerza la cuerda del arco y luego disparó su flecha verde, esa que nunca le había fallado antes y que esperaba ésta no fuese la excepción.
- No creo que alcances los trescientos veinticuatro metros- le dijo el tipo al arquero.
- Tranquilo, la flecha ya está surcando el cielo... ahora sólo queda esperar ver hasta donde puede llegar.
Me pregunto que tan bueno será el premio como para utilizar la flecha mas preciada
ResponderEliminarEl premio suele ser tan bueno como lo que se sacrificó para lograrlo
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