En una bolsa que me entregaron, descubrí que al parecer sí puedo escribir cuando estoy contento... ufff... recuerdos... recuerdos...
Desde hace un tiempo me considero un verdadero viajero, de esos que viajan entre la blancura de las nubes, de los que recorren la blancura de las olas al romperse contra las rocas y de los que caminan entre la blancura de la nieve montañosa. Y es que amo la blancura, ese blanco que imita a la luna, a la leche y a tu piel. Incluso ese mismo blanco que posee esta hoja de papel en donde escribo para ti.
Y es que tú eres como las nubes, el mar y la nieve; el agua y sus distintos estados se hayan en ti. Tú eres viento, agua, fuego y tierra. Eres el viento que me asicala y me brinda el aliento para vivir; eres el agua que me envuelve y empapa de amor y ternura; eres el fuego que me quema con el fogozo calor de la pasión; y eres tierra, sobre todo tierra, porque en ti brotan los más bellos sentimientos producto de los incontables besos que siembro en ti.
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