Un día más de trabajo en el Mercado Central, un día lleno de oportunidades para encontrar el verdadero amor mientras atiendo las mesas del local.
Hoy me he puesto más linda que nunca para llamar, de una vez por todas, la atención de alguno de los hombres que comen los almuerzos de mi restorán. Pero al llegar, me encuentro con el horror. Todo el Mercado viste de rojo.
Éste, al parecer, tampoco será mi día. Y es que para que alguien me mire hoy, debería transformarme en un cubo con antenas y cambiar mi nombre a Selección Chilena.